HISTORIA

La chaqueta Chanel y la revolución del tweed

Karl Lagerfeld dijo una vez: “En la moda hay tres cosas que nunca pasan de moda: los jeans, la camisa blanca y la chaqueta Chanel” y razón no le faltaba, porque la histórica prenda ha sido reinventada mil y una veces y nunca ha pasado de moda, de hecho, a día de hoy podemos decir que no hay colección de Chanel sin unas cuantas chaquetas Chanel. Pero ¿cuál es la historia de esta prenda y por qué resultó tan revolucionaria?

Así como ya lo hizo con tantas otras revoluciones en formato de prendas icónicas, ya sea con su bolso 2.55, con el Little Black Dress, la camiseta de rayas o los pantalones femeninos, el secreto estaba en su funcionalidad. Aunque ahora nos parezca raro pensarlo, ya que a simple vista no parece lo más cómodo y liberador del mundo, hay que ponerse en situación. Chanel volvía a su atelier tras un parón por la Segunda Guerra Mundial, eran los años 50 y lo que se llevaba era el famoso New Look creado por Dior, grandes faldas y chaquetas con cintura muy ceñida, todo muy elegante y pensado para devolver la “elegancia y la feminidad” a la mujer tras los años de guerra y racionamiento. En ese contexto, Chanel presentó un sencillo traje de dos piezas, en un tejido que le había visto vestir a su amante en los años 20, el duque de Westminster y, por lo tanto, un tejido pensado para el armario masculino. El tweed, el tejido en cuestión, es de origen escocés y tiene un aspecto más bien rudo e irregular, pero es perfecto para el frío y para durar en el tiempo.

Coco Chanel vistiendo un traje de falda y chaqueta en tweed / Pinterest

Coco decidió hacerse con el tejido y adecuarlo un poco para hacerlo más ligero, de hecho, y según cuentan, le gustaba jactarse de que ella había sido quien había enseñado a los escoceses a hacer tweeds más ligeros y elegantes. Anécdotas aparte, la funcionalidad de la prenda es indiscutible.

Su corte recto y sencillo y su color (la primera versión presentada era de color negro), la hacían elegante y fácil de usar en distintos eventos, ofreciendo a las mujeres un traje que pudieran vestir durante todo el día, sin tener que cambiarse. Contaba con cuatro bolsillos frontales, pensados para poder guardar cosas en los dos superiores y, aún así, tener libres los inferiores para meter las manos. Aunque por fuera era tweed, por dentro, el forro, estaba hecho de seda, perfecto para adaptarse al cuerpo, además, la parte del forro y la exterior se cortaban y confeccionaba exactamente del mismo modo, para que se moviera adecuadamente.

La caída perfecta se debe a una de las características más famosas de la prenda: una ligera cadena que llevaba (y sigue llevando a día de hoy) cosida en el interior del dobladillo y que le daba el peso justo para que la chaqueta cayera adecuadamente. Todo tenía una función, cada botón contaba con su propio ojal, esto parece una obviedad ahora, pero no lo era tanto en la época, y la manga tres cuartos era perfecta para darle a la mujer libertad de movimiento. El éxito de la prenda fue tal que en la década de los 60 terminó por representar el estilo moderno de toda una época.

Mujeres con trajes de tweed de Chanel en París en 1960 / Paul Schutzer, The LIFE Picture Collection

Y la cosa no quedó ahí. En 1983, cuando Karl Lagerfeld cogió las riendas de la maison y volvió a catapultar a Chanel a la fama, lo hizo de la mano de la chaqueta Chanel, y esta volvió a ser objeto de deseo. Hoy en día, además de la chaqueta, el propio tweed es emblema de la casa y lo usan para crear todo tipo de prendas y accesorios, de hecho, muchos lo conocen como tejido Chanel. Obviamente, y como suele suceder con las prendas icónicas, podemos encontrar la chaqueta en cualquier otra marca o firma, ya que ha sobrepasado a la propia maison en popularidad y ya es, en sí misma, un tipo de prenda, como puede ser una chupa perfecto o una cazadora vaquera.

Uno de los trajes Chanel más icónicos fue el que lució Jackie Kennedy el 22 de noviembre de 1963, día en el que JFK fue asesinado / Getty Images

Es más, y como anécdota final, Karl Lagerfeld contaba que fue la razón que lo llevó a crear la colaboración con H&M, ya que una vez, viajando en un ascensor junto a empleadas de la maison se fijó en que todas ellas llevaban alguna versión más asequible y de otra marca de las mismas chaquetas que la firma producía y vendía a altos precios y pensó que sería una buena manera de hacer estas versiones más accesibles ellos mismos, con el uso de materiales más modestos.

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