El New Look de Dior, un punto de inflexión en la historia de la moda
Es el 12 de febrero de 1947 y Christian Dior presenta, a sus 42 años, su primera colección de Alta Costura en los salones del nº30 de la Avenue Montaigne de París. Ya han pasado dos años desde el final de la Segunda Guerra Mundial y esta colección, llamada Corolle, supondrá el adiós definitivo a la escasez de materiales propia de las épocas de guerra, un punto de inflexión que marcó la historia de la moda.
En el desfile se presentaros 90 looks y una nueva silueta: el new look. Tras el racionamiento de materiales de la guerra, Dior quiso devolverles a las mujeres la feminidad y el glamour, o dicho en otras palabras: la ilusión por vestirse. La silueta, caracterizada por faldas amplias, cuerpos ceñidos y cintura de avispa representaba a la “mujer-flor”, como él la denominaba, y dejaba atrás una época oscura para la sociedad y por tanto también para la moda.
Curiosamente, el término se lo adjudicó alguien del público. En aquel desfile se encontraba entre el público Carmel Snow, redactora jefe de Harper´s Bazaar (versión Estados Unidos) que al terminar el show le dijo al modisto lo siguiente, “It’s quite a revelation dear Christian… Your dresses have such a new look”, algo que un corresponsal de la agencia Reuter pudo captar y mandar mediante mensajero desde la misma sala del desfile directo a la redacción, y el resto, es historia. El New Look causó furor y al siguiente día ya se dio a conocer en la prensa estadounidense (la francesa llevaba un mes en huelga).
Pero como suele ocurrir, no fueron todo halagos y palmaditas en la espalda. Para aquellos primeros diseños cada look requería aproximadamente 9 metros de tela (más tarde llegarían a ser incluso 70 en diseños especialmente refinados), algo que no gustó a todo el mundo. Los gobiernos de Reino Unido y Estados Unidos recomendaron no usar el New Look, ya que lo consideraban un despilfarro de material innecesario tras años de austeridad. El gobierno francés, en cambio, lo apoyó y Dior se lo devolvió haciendo historia y volviendo a colocar París en el centro del mundo de la moda.
Por cierto, que no se nos olvide, cabe destacar que un año antes del desfile, uno de los grandes inversores que financió la creación de la maison Dior fue Marcel Boussac, un magnate del textil que seguramente estaría encantado con aquel “derroche” de tela en nombre de la moda.