HISTORIA

El Little Black Dress, un vestido para todo

Si hay algo que tiene el color negro es que te arregla un look. Ya sea para salir de día, de noche o ir a trabajar, el negro nunca falla, por eso, las normas de armario dicen que todo el mundo debe tener un vestido negro corto en el armario. Pero esto no ha sido siempre así, y es que hubo una época, no muy lejana, en la que el color negro era impensable, incluso prohibido. Fue entonces, cuando nació el Little Black Dress.

En los años 20, el negro estaba reservado para el luto y el personal de servicio, ya que era más practico para disimular las manchas, por lo que en contraposición al servicio, lo elegante era vestir de colores pastel, que eran prendas más caras y, por supuesto, difíciles de limpiar, ya que “las mujeres de bien” no pensaban mancharse el vestido en ningún momento.

Pues bien, fue con toda esta estética establecida cuando Coco Chanel (otra vez ella) decidió ir a un evento con un vestido sencillo, negro y corto y, cómo afirmó años más tarde, rodeada de todas esas mujeres vestidas de pastel y con grandes pamelas, pensó. “Voy a joder a todas estas mujeres con el negro”. Más tarde, en 1926 la diseñadora firmó un boceto de su LBD que se publicó en la edición estadounidense de Vogue, y aunque en un principio quisiera joder a aquellas mujeres, a ellas y al resto, les hizo un gran favor.

Boceto LBD de Chanel (1926)

Ya fuera por el acto de rebeldía en sí, porque un LBD podía ser muy barato, por la comodidad o porque la verdad es que sienta bien, las mujeres de todo el mundo empezaron a hacerse con uno o varios. Con uno de lana para el día y otro de terciopelo o encaje para la noche tenías el fondo de armario solucionado, ¿qué más podías pedir?

El éxito fue tal que pasados unos años Christian Dior confirmó lo que ya se sabía: “Puedes llevar negro a cualquier hora del día o de la noche, a cualquier edad y en cualquier ocasión” e incluso usó el color para su mítico New Look en los años 50, elección de color que no se libro de polémica.

Desde entonces hemos tenido LBDs de todo tipo. En 1961 Audrey Hepburn vistió frente al escaparate de Tiffany uno de los vestidos negros más famosos, en este caso de Givenchy y en 1994 Diana de Gales lo eligió para su histórico vestido “venganza”. El LBD es una de esas prendas que ha cambiado la moda femenina y nuestra percepción de un simple color, y da que pensar que un color que estaba prohibido hace menos de un siglo hoy sea el más habitual en los armarios, y que un vestido creado buscando polémica haya terminado siendo, según palabras de André Leon Talley, “el zenit de la elegancia”.

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