Power Dressing
HISTORIA

Power Dressing, la moda como demostración de autoridad

En la segunda mitad de la década de los 70 la mujer empezó a acceder a puestos de poder en el ámbito laboral. Ya no era simplemente la secretaria, sino que, poco a poco, empezaba a entrar en puestos de autoridad. Ya sabemos que la moda es, en gran parte, producto de los cambios sociales, por lo que ante este cambio, la moda también tenía algo que decir.

La ropa que llevamos, además de conseguir que el resto nos vea de cierta manera, hace que la misma persona que lo lleva se sienta de una manera u otra, por lo que, en un momento en el que la mujer se adentraba en un mundo hasta entonces de hombres, echó mano de la moda para reforzar su autoridad, y así se creó el Power Dressing.

En un principio el Power Dressing consistió en una adaptación del traje dos piezas de los años 20 de Chanel, pero ultramasculinizado. Trajes de chaqueta con hombreras marcadas y cuellos vueltos por debajo para de-sexualizar la parte superior del cuerpo femenino y dar autoridad con el volumen, acompañado de una falda por debajo de las rodillas, para mantener algo de la feminidad, claro. Esa fue la estética del Power Dressing, y se mantuvo fuerte durante lo 80. No fue hasta el final de esta década, cuando con la aparición de cada vez más mujeres en estos ámbitos, ya dejó de “hacer falta” imitar la indumentaria del hombre como símbolo de poder y se empezaron a añadir prendas más femeninas al vestuario típico de la mujer en los altos puestos.

La película Armas de Mujer (Working Girl, 1988) se usa a menudo como claro ejemplo del Power Dressing de los 80

Hoy en día, el término se usa para dos conceptos diferentes. Por un lado, está la estética propia de los 80 que mencionábamos, definida como Power Dressing, y que habrás podido leer en crónicas sobre desfiles, artículos sobre tendencias o análisis de colecciones, por lo que viene bien saber a qué se refiere el término. Por otro lado, se utiliza también para hablar del Power Dressing actual, o de cómo las grandes personalidades (normalmente del mundo de la política) utilizan la moda para dar un mensaje. Por ejemplo, la técnica “High Low Dressing” de Michelle Obama que consistió en mezclar prendas de diseñador con otras asequibles en el mismo look o el hecho de que Angela Merkel vaya siempre con ropa tipo uniforme para demostrar lo en serio que se toma su trabajo.

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