John Galliano, del éxito en Dior a perder su propia firma y volver a levantarse
En muchos casos, en lo que a artistas y genios se refiere, la etapa más catastrófica en lo personal resulta ser la mejor en cuanto a obra, y si no, que se lo digan a Alexander McQueen o John Galliano, los enfants terribles de la moda. En el caso de Galliano, hablamos de su época en Dior. Sí, Dior, esa maison icónica un día se animó a contratar al teatral y siempre controvertido Galliano, y la apuesta resultó ser ganadora.
Pero empecemos desde el principio. Galliano nació en Gibraltar en 1960, de padre gibraltareño y madre española. Siendo niño se mudó a Londres y estudió en la archiconocida Central Saint Martins, donde se graduó con una colección inspirada en la revolución francesa. El éxito le llegó bastante rápido. En el año 1995 fue elegido como director creativo de Givenchy y menos de dos años después pasó a Dior, siempre compaginando las firmas con la suya propia.
Fue en Dior donde tuvo su etapa de mayor gloria, y para muchos también la de la propia firma. Sus propuestas, siempre irreverentes y teatrales se sellaban con su aparición al final del desfile. Ya fuera vestido de torero, pirata o lo que se le ocurriera, este era el momento más esperado del desfile para muchos. Fue su época de oro y también la de Dior, que incrementó considerablemente sus beneficios bajo la dirección de Galliano. Todo terminó en 2011, tras 15 años de carrera juntos, cuando salió a la luz un vídeo en el que Galliano, borracho en un bar de París, soltaba improperios antisemitas. Como era de esperar, el diseñador fue despedido de la maison, y además de ello, por irónico que parezca, también lo despidieron de su propia marca, que como pasa muchas veces en la moda, no era suya en propiedad.
Con una adicción al alcohol y a las pastillas reconocida Galliano pasó por rehabilitación, y estuvo a la sombra del ojo público durante unos años, hasta que reapareció como director creativo de Maison Martin Margiela en 2014. Actualmente, tras seis años, sigue manteniendo este puesto con una actitud totalmente diferente, mucho más discreto y tranquilo, asegurando que prefiere los paseos otoñales y estar con los suyos a las fiestas del circuito internacional de la moda.