El Wrap Dress de Diane Von Fürstenberg
A veces los mejores inventos son cosas sencillas que simplemente no se le habían ocurrido a nadie antes, y eso es básicamente lo que ocurrió con el Wrap Dress o vestido envolvente.
Antes de esta prenda, las mujeres ya vestían tops y faldas envolventes, pero a Diane Von Fürstenberg se le ocurrió en 1973 la revolucionaria idea de juntarlo todo en una sola prenda.
Según dice la diseñadora belga-estadounidense en su autobiografía A Signature Life, “lo único que tuve fue el instinto de que las mujeres querían una opción de moda más allá de la ropa hippie, los pantalones de campana y los rígidos trajes pantalón que ocultaban su femineidad”, y no le faltaba razón, a las mujeres de la época les encantó la idea.
Un vestido de algodón, sin corchetes ni botones de ningún tipo, que se ata con un solo nudo ajustable a la cintura. Muestra la figura ciñéndose pero sin apretar y, además, se alarga hasta pasadas las rodillas. Resultaba un vestido que bien podías llevar a la oficina o a una discoteca a bailar, valía para todo, y era comodísimo.
Por aquel entonces se anunciaba con el eslogan: “Siéntase como una mujer: ¡lleve vestido!”, algo que hoy en día nos chirría un poco (o al menos debería), pero en los 70 se convirtió en toda una revolución del armario femenino, y pronto todas las mujeres tendrían uno. Según declaraciones de la diseñadora a medios de la época, “El Wrap Dress era realmente un uniforme, un simple vestido de algodón que todo el mundo usaba y amaba».
Para 1975 la firma producía 15.000 vestidos por semana, lo que para 1976 sumaba ya más de 5 millones de vestidos vendidos, un gran logro para una diseñadora de tan solo 29 años. Esto propiciaría el pistoletazo de salida de una de las firmas más importantes de la moda y una carrera de éxitos para Diane, que hoy en día sigue teniendo su nombre estrechamente ligado al Wrap Dress.